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Variaciones de color en alimentos: ¿Positivo o negativo para su imagen de marca?
Tal y como explicaba nuestro proveedor VeriVide en uno de sus anteriores posts, si bien es importante en ciertos tipos de alimentos, a veces encontrar variaciones de color en la comida no es un aspecto necesariamente negativo. Explicamos porqué.
Cuando hablamos de la producción industrial de alimentos, la mayoría de las empresas buscan garantizar una tonalidad universal para sus productos con el objetivo de evitar variaciones indeseadas en el color. Y el objetivo de esta práctica es sencillo: Una coherencia en el color del alimento en cuestión demuestra una misma consistencia en su calidad e imagen de marca.
Como demostración podríamos escoger como ejemplo un paquete de galletas, en el cual encontramos algunas con colores diferentes lo que nos hace preguntarnos si la calidad de todas ellas es la misma o en realidad hay algunas más tostadas, poco cocidas o incluso quemadas.
No obstante, estas similitudes no son siempre una máxima de calidad o buen hacer por parte del fabricante. De hecho, con la incipiente presencia de alimentos más naturales y lo más artesanales posibles como sinónimo de hábitos de vida saludable, nos estamos volviendo mucho más conscientes de la importancia de los alimentos que nos llevamos a la boca y los procesos a los que éstos se han visto sometidos.
Y es por esto que, a veces, si una empresa busca demostrar a los clientes que su comida es saludable, una forma de hacerlo es mostrando variaciones en el color y mostrando la irregularidad de sus colores como estandarte de lo natural. Y si alguna vez has abierto, por ejemplo, un paquete de cacahuetes con el distintivo de “100% natural” y “sin aditivos ni conservantes”, lo más probable es que aparezcan frutos secos de diferentes formas, colores y tamaños tal y como mostramos en la imagen de abajo.
Por esto, cuando planteamos la respuesta a la pregunta de si es una práctica positiva o negativa, en realidad depende del producto en cuestión.
Existen sistemas de medición del color sin contacto mediante imagen digital como el DigiEye, capaces de medir con una precisión máxima no sólo el color de los alimentos de cara a que los fabricantes conozcan con exactitud sus correctas condiciones de horneado/cocinado, sino también registra procesos de datos aligerando los controles de calidad, ayudando a la consistencia del producto y reduciendo el desecho de muestras inválidas.